El episodio infame de Rossetti
Hay ocasiones en que uno tiene que decidir entre proteger una obra o proteger a una persona. El amigo y editor de Kafka, Max Brod, se encontró en una de estas coyunturas: cumplir los últimos deseos de Kafka y quemar sus manuscritos, o violar su promesa y publicarlos. Al final Brod decidió publicarlos, justificando su acción con la idea de que, además de ser muy valiosa la obra, cualquiera que verdaderamente tuviera la intención de realizar semejante quema la llevaría a cabo él mismo. El pintor y poeta prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti se enfrentó a una coyuntura similar a la de Brod, pero todavía más radical. Esta vez la coyuntura enfrentaba la preservación de su poesía con la preservación de la memoria de su amante, Lizzie Sidal. El grupo prerrafaelita (pre-rafaelita porque quería regresar al arte simple y no amanerado de antes de Rafael) estaba compuesto sobre todo por pintores que usaban a las mismas modelos. Una de esas modelos era Lizzie Sidal. Millais fue el primero que la usó como modelo para un cuadro que representaba a la heroina trágica de Hamlet: Ofelia. La pintura representaba a Ofelia ahogada en un río tras el suicidio en el que culminó su locura. La modelo tuvo una terrible enfermedad pulmonar por estar tanto tiempo metida en el agua fría. El que Sidal hubiese sido la modelo de esa escena en particular parece tener un tono profético. Pues poco tiempo después de haber posado para ese cuadro, Sidal se hizo amante de Dante Gabriel Rossetti y las circunstancias se encadenaron de tal forma que culminaron en su suicidio. Aún siendo amante de Lizzie, Rossetti comenzó a salir con otra mujer. Una tarde tuvieron una pelea y Rossetti salió disparado hacia afuera azotando la puerta. Cuando regresó encontró el cadáver de Lizzie: se había suicidado con láudano. Atormentado por la culpa, Rossetti enterró a Lizzie poniendo en el ataúd el cuaderno en el que había escrito buena parte de sus poemas. Las dudas le llegaron después. Unos años tras la muerte de su amante, Rossetti intentó reconstruir los poemas que había escrito en aquel cuaderno, pero su memoria le falló. No podía recordar los versos y no había copia alguna que trajera sus poemas de vuelta. Entonces Rossetti decidió abrir el ataúd de Lizzie y sacar su cuaderno de poemas. Le pagó con “Beer money” a un par de sepultureros y ellos, junto con su amigo Charles Howell, realizaron la tarea. La profanación se había culminado. Ahora podemos leer los poemas de Rossetti. Éste es uno de ellos:
A Death-Parting
LEAVES and rain and the days of the year,
(Water-willow and wellaway,)
All these fall, and my soul gives ear,
And she is hence who once was here.
(With a wind blown night and day.)
Ah! but now, for a secret sign,
(The willow’s wan and the water white,)
In the held breath of the day’s decline
Her very face seemed pressed to mine.
(With a wind blown day and night.)
O love, of my death my life is fain;
(The willows wave on the water-way,)
Your cheek and mine are cold in the rain,
But warm they’ll be when we meet again.
(With a wind blown night and day.)
Mists are heaved and cover the sky;
(The willows wail in the waning light,)
O loose your lips, leave space for a sigh,—
They seal my soul, I cannot die.
(With a wind blown day and night.)
Leaves and rain and the days of the year,
(Water-willow and wellaway,)
All still fall, and I still give ear,
And she is hence, and I am here.
(With a wind blown night and day.)
*La historia aparece en Double Coeur de Marcel Schwob y en The Times Literary Supplement, 2/17/12